Mediación artística y cultural en las bibliotecas: tesitura en proceso[1]
Cultural and artistic mediation in libraries: structures in process of construction
Alessandro Rasteli
alessandrorasteli@yahoo.com.br
Universidade Estadual Paulista
Rosângela Formentini Caldas
rcaldas@marilia.unesp.br
Universidade Estadual Paulista
Resumen
Reflexiona sobre los conceptos de mediación cultural y la mediación artística en las bibliotecas. La investigación tiene orientación teórica, en la que trata de aclarar cuestiones mediante el examen de la literatura sobre los temas, la identificación y la consulta de material bibliográfico, levantando aspectos consistentes de la mediación cultural y la mediación artística con el objetivo de aclarar los conceptos expresados. Cabe destacar que, la biblioteca de la cultura y espacios de arte, o temas similares, es una línea de investigación todavía poco desarrollada en Ciencias de la Información en Brasil. La noción de mediación cultural y artística en las bibliotecas rectifica acciones para el acceso, la producción y la apropiación de elementos culturales y artísticos, lo que permite la introducción de la comunidad en las prácticas que se traducen en el desarrollo social y cultural.
Palabras clave
Mediación cultural; Mediación artística; Apropiación cultural; Acción cultural; Animación cultural.
Abstract
The report reflects about the concepts of cultural mediation and artistic mediation in libraries. The research has a theoretical orientation, because it tries to clarify questions by examining the themes in the literature, identifying and consulting bibliographic materials, as well as raising appropriate aspects for cultural mediation and artistic mediation in order to make the concepts explicited. From this perspective, the libraries, as spaces of culture and arts, or similar themes, is a line of research still underdeveloped in Information Science in the context of Brazil. The notion of cultural and artistic mediation in libraries works in order to promoter actions for the access, production and appropriation of cultural and artistic elements, inserting the community into practices that will result in the social and cultural development.
Keywords
Cultural mediation; Artistic mediation; Cultural appropriation; Cultural action.
Recibido: 27/03/2018 Aceptado: 18/11/2018 DOI: https://doi.org/10.5557/IIMEI9-N17-022044 Descripción propuesta: Rasteli, Alessandro; Formentini Caldas, Rosângela, 2018. Mediación artística y cultural en las bibliotecas: tesitura en proceso. Métodos de Información, 9(17), 22-44 |
1. Introducción
En las últimas décadas, el término mediación ha ganado cada vez más estudios de proyección en la investigación en ciencias de la información (IC). A finales de 1990, Martucci (1997), abordó el proceso de remisión o la mediación de información en la biblioteca pública para la comprensión del proceso educativo.
A la vista de los cambios del papel del bibliotecario en el entorno social, económico y tecnológico del mundo contemporáneo, Oddone (1998) refleja que el trabajo bibliotecario debe ser configurado, de hecho, como una tarea de mediación de conexiones, filtrando el proceso de apropiación de nuevos conocimientos y esto requiere diferentes habilidades en constante evolución.
Silva (2015) confirma que la mediación de la información ha constituido uno de los primados básicos IC, mediante el diálogo con distintas áreas del conocimiento, sobre todo de Comunicación y Educación. Gomes (2010), cuando estudió las tendencias de investigación en Brasil sobre la mediación, la circulación y apropiación de la información, señaló que entre los períodos de 2008 a 2010 hubo un incremento en lo que se refiere a investigaciones sobre el tema.
Podemos comprobar las investigaciones en torno a los procesos de mediación que se desarrollan en otro núcleo epistemológico como mediación cultural. María Inés Silva[2] señaló que en los últimos años, la mediación cultural ha comenzado a posicionarse como un área de especialización en el campo de la gestión cultural en Chile, invirtiendo en la necesidad de logro de los objetivos políticos de participación, acceso, divulgación y en el desafío para las instituciones culturales en el desarrollo y la formación de públicos.
Para Quintela (2011), el tema de la mediación cultural adquirió, en las últimas tres décadas, una relevancia creciente en los discursos políticos y programáticos que requieren una formación y atracción del público a las artes y la cultura. Este recurso no sólo se vincula estrechamente a los principios de "democratización cultural", sino también refleja los aspectos de sostenibilidad que sienten los agentes e instituciones culturales. En Portugal, describe Quintela (2011), estas preocupaciones han incrementado el desarrollo de los llamados servicios educativos y las nuevas estrategias de mediación cultural en múltiples instituciones y equipos.
Sin embargo, incluso si la mediación es un concepto trabajado en ciencias de la información, sobre todo a finales del siglo XX y el comienzo de este siglo, Silva (2015) entiende que la mediación en la CI todavía representa el concepto embrionario y convincente de una construcción de sentidos más sólida.
Hay que tener en cuenta que, desde la década de 1980, cuando emergieron los estudios sobre la función cultural de las bibliotecas, a través de los temas de la animación y la acción culturales, muy poco se produce todavía, según apuntó Almeida Júnior (1997), cuando dijo que la literatura del área se preocupa muy poco con la función cultural de la biblioteca.
Para elevar la biblioteca como espacio para eventos culturales, resulta oportuno inspirarse en las palabras de Certeau (1994), que dijo que las prácticas culturales como las diversas manifestaciones simbólicas, diseñadas por una determinada sociedad o por un individuo, para atribuir una mirada interpretativa del mundo que le rodea. Por lo tanto, es a través de la cultura que tenemos condiciones de acceder a las instancias de significación que nos dan una identidad, ya sea individual o colectiva.
Hace parte del conjunto de elementos culturales la memoria cultural, la educación, el arte, la lectura, entre muchos otros repertorios posibles de significación que nos ayudan a pensar y dar sentido al mundo que se nos ofrece. Las bibliotecas y sus manifestaciones culturales y artísticas son expresiones simbólicas que se las alcanzan las más diversas experiencias humanas, estableciéndose como un derecho básico de los ciudadanos.
Se puede decir que las bibliotecas, como lugares para "mediaciones culturales y artísticas", pueden interferir en diferentes escenarios sociales, en los que se insertan y contribuyen al desarrollo social, proporcionando el fruto del conocimiento, la preservación, la producción y la apropiación de nuestro patrimonio material e intelectual.
Pensar hoy en día el tema de la mediación cultural y artística en las bibliotecas implica necesariamente reflejar sobre los diversos desafíos contemporáneos, que cubren el vasto territorio de la cultura, de la información, de las artes y de la sociedad, y el papel del bibliotecario como mediador de estas instancias.
Mediante estas premisas, este estudio tiene como condición problemática el siguiente lema: explorar los conceptos de mediación cultural y la mediación artística en las bibliotecas. Para ello, se llevó a cabo una investigación con orientación teórica y bibliográfica para lograr los objetivos a medida que se buscó aclarar cuestiones que hacen uso de la literatura nacional y extranjera relevante para los asuntos presentados.
2. Procedimientos metodológicos
Cabe destacar que la biblioteca, como una institución de la cultura y las artes, es un tema aún poco explorado en la literatura brasileña en Ciencias de la Información.
El tema cultural y artístico comienza a ser debatido en la literatura brasileña en la década de 1980 por la denominación de eventos de animación cultural y de acción cultural. Ante lo expuesto, se presentó una breve explicación sobre los dos temas, verificándose sus diferencias conceptuales.
Se han adoptado los siguientes descriptores para la recuperación bibliográfica: animación cultural, acción cultural, la mediación cultural y la mediación artística y cuando ha sido necesario, se los cruzaron con la palabra biblioteca. En cuanto a la animación y la acción cultural, se puede subrayar las contribuciones relevantes a las reflexiones de Sperry (1987) y Almeida (1987).
Se puede señalar que, desde hace algún tiempo, el término mediación ya se ha consolidado en la literatura de la Ciencia de Información en Brasil. Sin embargo, en lo que se refiere a la mediación cultural en las bibliotecas se puede decir que constituye un tema todavía por desarrollar: La búsqueda bibliográfica ha rescatado los trabajos del Río Sanches y el empleo (2010), Souza y Santos (2012), y Rasteli Cavalcante (2014) y Salcedo y Alves (2014).
Otra dificultad para la discusión de la mediación artística en la biblioteca fue la ausencia de publicaciones sobre el tema. En la Base de Datos sobre la Ciencia (BRAPCI), la única vez que se presentó el tema fue en el trabajo de Crippa y Almeida (2011), titulado "Mediaciones artísticas e información en el contexto urbano: algunas reflexiones y paradojas" en las que se ubican los autores las complejidades de la mediación artística en exposiciones urbanas.
3. Actividades culturales y acción cultural: diferencias conceptuales y proceso histórico
Para explorar los conceptos de mediación cultural y la mediación artística en la literatura de la Biblioteca y Ciencias de la Información, es oportuno, en primer lugar, discutir los antecedentes históricos de las actividades culturales en las bibliotecas.
Cuando se considera el año cultural en las bibliotecas, nos basamos en las consideraciones expuestas por Coelho (2012, p. 53), cuando dice que la animación cultural es "la primera expresión que hizo un llamamiento, al mismo tiempo, para indicar el proceso de mediación entre los individuos y los métodos culturales considerados en general ".
Durante el siglo XIX la situación de las bibliotecas empieza a transformarse. La imagen de la biblioteca medieval, el guardián de la memoria, erudito y enclaustrado en su propia espiral de laberintos secretos, se quedó atrás, dando lugar a la aparición de las bibliotecas públicas y escolares.
Para supervisar el desarrollo social en los primeros años del siglo XX, Mueller (1984, p.13) apunta que "la preocupación inicial de la biblioteca pública con la educación se ha ampliado, por lo que es culturalmente más amplio." Con el tiempo, la visión de la biblioteca como una institución dedicada sobre todo a la educación, poco a poco va cambiando, para incluir otras funciones, tales como actividades culturales y de pasatiempo.
Las actividades culturales, según Coelho (2012) son, en la época contemporánea, la primera expresión utilizada para indicar el proceso de mediación entre los individuos y los modos culturales, considerados generalmente. El autor del libro ¿Qué es la acción cultural? (2012, p. 15) señala que "desde el principio del siglo (y en Francia, incluso antes), la corriente era la idea de la animación cultural”
Para una historia de la animación cultural, Lopes (2007) considera cualquier acción con dimensión social, cultural y educativa, que tiene el objetivo de estimular programas en las poblaciones. En la literatura científica, encontramos el primer cuento de las actividades culturales en las bibliotecas a través de Flusser (1982). En el trabajo llamado “El bibliotecario animador: consideraciones en cuanto a su formación”, el autor reflexiona sobre el modo de entrenamiento del nuevo bibliotecario, llamándolo bibliotecario animador, tomando nota también de la animación como la práctica política de una profesión.
Tsupal (1987) nos dice que se pueden llamar las actividades culturales en las bibliotecas de acuerdo con su nivel y la naturaleza de su contenido, como por ejemplo la acción cultural, animación cultural y difusión cultural. Además de estas actividades, también incluye el pasatiempo, como ya expuesto anteriormente.
En Brasil, fue a partir de la década de 1980 cuando empezaron los debates sobre las bibliotecas y sus prácticas culturales y artísticas, que pasan a ser discutidas y presentadas por la denominación de Animación Cultural y Acción Cultural. Sin embargo, el concepto de animación, como una práctica vinculada a la intervención social, educativa y cultural sólo surge a mediados del siglo XX, debido a la recomposición del tejido social, causada por el nacimiento de las sociedades industriales y la desintegración de las llamadas sociedades tradicionales.
Denominados en Portugal como "animación sociocultural," Souza (2009) hace hincapié en que la animación sociocultural es un concepto que se produjo en los años sesenta, en Europa, y no es nada sencillo caracterizarlo, ya que no tiene un origen preciso y se han desarrollado muchas definiciones, según el punto de vista adoptado por cada autor.
La animación sociocultural implica un amplio rango de términos compuestos para definir sus múltiples actualizaciones y formas concretas de acción: animación socioeducativa, animación cultural, la animación teatral, animación del ocio, animación social y laboral, la animación comunitaria, animación rural, animación turística, animación terapéutica animación infantil, animación juvenil, animación de los adultos, animación de grupos de ancianos en situación de riesgo, animación en hospitales, animación en prisiones, animación económica, animación comercial, animación termal, animación deportiva, de entretenimiento, animación musical, animación cinematográfica, animación de bibliotecas, animación de museos, animación de la escuela, etc. (Lopes 2007).
Al cabo de unos años, Almeida (1987, p.31) señaló que la idea de animación cultural "comenzó a circular en biblioteconómico significa exactamente un momento de crisis, cuando nos dimos cuenta de que la biblioteca tenía que cambiar, airear, permitir la entrada de energía, la lucha contra la situación entrópica de desgaste en que estaba". La autora dice que el concepto surgió por primera vez en referencia a las actividades de las bibliotecas públicas, sobre todo de las bibliotecas de los niños y las bibliotecas de jóvenes, que siempre desarrollaron actividades de extensión, relacionadas sobre todo con las áreas de lectura y de las artes. El objetivo era "animar" la lectura, animando a los niños y jóvenes a leer y utilizar las artes (actividades de dibujo, pintura, música, etc.) como "cebo" para el libro (Almeida 1987).
Sperry (1987) consideró la animación cultural como un nuevo tema de la profesión, con el argumento de que sólo en aquel momento las actividades culturales en las bibliotecas comenzaron a ser observadas como conocimiento, una vez que siempre era más objeto de la experiencia profesional que los frutos de estudio e investigación.
Para conceptualizar la animación cultural, Sperry (1987, p 14) define:
“[...] En el modelo francés, es el nombre dado a las actividades desarrolladas por los bibliotecarios, junto con otros miembros de la comunidad en la que está instalada la biblioteca, con el objetivo de estimular y mejorar el gusto por la lectura y las artes. Por lo general, estas actividades están coordinadas y llevadas a cabo por los bibliotecarios y otros profesionales del libro (autores, editores y libreros), en colaboración con actores de teatro, historiadores e investigadores. Utilizar todos los medios disponibles para la comunicación”.
La animación cultural es uno de los instrumentos básicos de la organización y promoción del entretenimiento y según Coelho (2012, p. 53), "no se entiende tan simple ocupación del tiempo, pero la forma educada o el uso ilustrado de tiempo libre." El entretenimiento cultural consistió en una actividad pública de la iniciación a las artes académicas, actividades culturales y artísticas, incluidos los programas, tales como paseos turísticos, reuniones de baile y las actividades deportivas, religiosas, tratando de fomentar las relaciones de convivencia entre los miembros de un mismo grupo o categoría, o una comunidad específica (Coelho 2012).
Melo (2006) señala que las conversaciones sobre la materia son aún recientes en Brasil, sin embargo, se las presentan una larga historia en Francia.
En las bibliotecas, las actividades relacionadas con la animación cultural están relacionadas con las actividades de animación de lectura (hora del cuento), proyecciones de películas, presentación de obras de teatro, exposiciones de arte, y otras actividades de carácter cultural y artístico.
Paralelamente a los debates sobre la animación cultural han surgido en el mismo período, durante el decenio de 1980, los debates sobre la acción cultural en la literatura brasileña.
La idea de la acción cultural llegó a los discursos de los bibliotecarios, tomando como referencia Francis Jeanson (1973) en su obra L'action culturelle dans la cité (La acción cultural en la ciudad), cuando dijo que el proceso de la acción cultural se reduce a la creación y organización de las condiciones necesarias que la gente pueda inventar sus propios objetivos y se convierta por lo tanto sujeto de la cultura y no su objeto.
Coelho (2012) concibe que en la acción cultural el agente cultural generaría un proceso, no un objeto, lo que haría a la gente reconocer sus problemas, su realidad y crítica frente a nosotros, a través de la expresión cultural. En este sentido, la acción cultural significa proporcionar a los medios de producción, con los que la gente puede encontrar sus propios fines.
Rose (2009, p. 372) sostiene que "poco se ha producido hoy en la comunidad científica sobre la acción cultural, en donde el agente cultural es un profesional de la información."
Cabral (1999) también nos dice que a pesar de ser considerada un área muy atractiva y pujante para los bibliotecarios, hay poco interés y un desaliento de su parte, con el fin de ejercer de manera efectiva las funciones de actores culturales, en el supuesto de que no se sienten preparados y/o inseguros para asumir este tipo de trabajo:
“Tal vez una de las razones principales es la poca información de los bibliotecarios en relación con la acción cultural, dada la escasa literatura producida en la área. Como práctica no siempre habitual en las bibliotecas públicas y escolares brasileñas, cuenta pequeño número de experimentos grabados y publicados en revistas científicas; por lo tanto la reflexión teórica sobre la acción cultural bibliotecaria es aún incipiente, a falta de un mayor esfuerzo de investigación para avanzar en el desarrollo conceptual del área” (Cabral 1999, p. 39).
Podemos ver que la acción cultural tiene por objeto la mejora cultural del individuo, a través de un proceso y políticas culturales y artísticas, fomento de la producción cultural de la comunidad en todos los niveles de las expresiones culturales y artísticas, que dan lugar a la transformación de las bibliotecas en los polos dinámicos de desarrollo socio-cultural.
Para presentar las diferencias conceptuales entre las actividades culturales y la acción cultural, buscamos el apoyo de Coelho (2012, p. 54), señalando que:
“[...] Al contrario de la acción cultural, no se caracteriza por la creación de las condiciones a partir de las que sus receptores pueden inventar sus propios fines, llegando a ser sujetos de la acción. Más bien, es una actividad que agota el acto, no necesariamente se generen residuos o puntos de partida para nuevos procesos similares o diferentes” (Coelho 1997, p. 43).
Después de las conjeturas que se muestran, se demostró que las actividades de animación cultural no necesariamente tienen por objeto producir cultura, pero se presentan como una forma de integración pasiva de los individuos y las colectividades. Coelho (2012) sostiene que los programas de animación cultural fueron empujados poco a poco a un lado, junto con la propia expresión. Firmado, sin embargo, el término acción cultural para llamar a un proceso en el que se descortinaban más espacios para la participación activa.
4. La mediación cultural en la biblioteca: la cultura en movimiento
En este mundo contemporáneo existe la idea de la cultura como un proceso, como un bien simbólico, como algo que ocurre en la vida social y que cambia constantemente (Ramos 2008). La Cultura se mueve a través de la información. La información es una fuerza constitutiva de la sociedad y representa una manera de construirse la cultura. Los procesos de información son procesos sociales que se desarrollan en la sociedad, en medio de las relaciones sociales, concatenados con el desarrollo de la sociedad contemporánea.
En el campo de la cultura, relacionada con instituciones, grupos y profesionales que trabajan en el circuito de la organización, producción, circulación y apropiación de bienes simbólicos es que la acción del bibliotecario como mediador cultural se encuentra. Por lo tanto, la cultura también se constituye por los mediadores y las instituciones sociales en constante interacción a través del intercambio de información.
En la visión simbólica de los procesos culturales, se entiende que el sujeto a través de la interacción social comparte los procesos de significado cultural con los demás, con los objetos, con los artefactos, con las herramientas, con las técnicas, con los contenidos informativos, determinando mientras las instancias dialógicas en la comunicación, el lenguaje, la apropiación y la formación de la cultura.
En los espacios sociales, la mediación es una calidad esencial en la interacción de la cultura, lo que implica decir que la interacción social en la mediación cultural no se circunscribe en una relación directa sujeto-objeto, sino en una relación sujeto-sujeto-objeto. Esto indica que es a través de otros, de mediadores, que el sujeto establece relaciones con los objetos de conocimiento, es decir, que el desarrollo cognitivo se basa en la relación con el otro.
La intervención mediada contribuye a la modificación del ser humano en su entorno cultural, sobre todo en los sujetos que recibieron una exposición inadecuada de la cultura y del significado de los estímulos, los fenómenos llamados por Tébar (2011) como la privación cultural.
Los estímulos emitidos por el medio ambiente son transformados por un agente mediador, cuya acción se guía por sus intenciones, repertorios y compromiso, al seleccionar, organizar el universo de significados para los sujetos. Estos significados pueden ser entendidos como un proceso o medios para que los sujetos se apropien de las informaciones de forma adecuada, cuando hay un cambio estructural importante y significativo en los estados de conocimiento, marcado como apropiación cultural.
Así que, la noción de mediación se basa en la concepción del sujeto, considerándolo como un agente, sujeto de una construcción que es su propia estructura cognitiva, la producción de sentidos, a partir de su experiencia como ser individual y social. Esta es una vista interaccionista del mundo, cuyas prácticas culturales en las bibliotecas actúan como dispositivos productores de significados.
En esta perspectiva, la biblioteca se puede entender como un dispositivo, y para Pieruccini (2007) una instancia, un sitio social de la interacción y la cooperación con sus intenciones, su operación material y simbólica, por último, sus propios modos de interacción. De este modo, los comportamientos culturales contemporáneos (como visitas a museos, navegar por Internet, ir a la biblioteca) son formas de trabajar con los dispositivos, impulsados por las mediaciones. Y en este sentido, apropiarse de los conocimientos es apropiarse también de los dispositivos con sus ambientes, colecciones, mediaciones, tecnologías, normas, prácticas, productos, reglas, técnicas y contenidos materiales e inmateriales.
Las bibliotecas pueden ser instancias de mediación, que trabajan en las relaciones entre el sujeto y el universo simbólico, por lo que su configuración debe ser entendida como un mecanismo portador de significados.
Por apropiación cultural, la cultura, el conocimiento se considera que es construido de manera dialógica en la esfera social (biblioteca), que cubre los sujetos (usuarios), los intermediarios (bibliotecarios), los objetos (información), como se muestra en el modelo triangular a continuación:
Figura 1 – La mediación cultural y el espacio informativo
Fuente: elaboración propia.
Hay que tener en cuenta que todos los elementos (información, usuarios, mediadores, mediaciones y biblioteca) se convierten en dispositivos productores de sentidos y se basan en una relación dialógica de comunicación con fines de apropiación cultural.
De ahí, se puede pensar en la mediación en las bibliotecas como un proceso de intervención a través de políticas culturales, con objetivos al acceso, la producción, el disfrute y la apropiación cultural, a través de actividades de interacción y socialización, compartidos con ejercicios de ciudadanía, de comprensión de mundo y de criticidad.
En esta perspectiva, Perrotti y Pieruccini (2014) dialogan que la mediación cultural es acto autónomo, con su propia identidad y lógica, definida en relación con las esferas de la producción y la recepción de la información y la cultura.
En la mediación cultural existe la noción de acción, interacción, construcción de sentidos, lo que resulta en la apropiación cultural. En este enfoque, vale la pena mencionar que la mediación no puede ser vista como neutral, ni como un puente estático, sino como proceso activo, definido y relacionado con contextos, sujetos y procesos específicos.
Rasteli (2013) señala que la mediación está vinculada al proceso de construcción de significado en los circuitos de comunicación, destacando los procesos que incluyen los diversos dispositivos productores de significados, tales como bibliotecas, técnicas, soportes, prácticas culturales, lenguajes, así como las cuestiones relacionadas con el patrimonio histórico y cultural (memoria local e identidad cultural).
Souza y Santos (2012, p.8) se dan cuenta de la mediación cultural en la biblioteca:
“[...] La producción de sentido y la recepción de los productos culturales, los mediadores tienen la oportunidad de calificar o darse cuenta de la colección de obras y objetos, que se harán visibles, comprendidos y receptados y en ese sentido, participará el mediador dialécticamente de la circulación del sistema cultural”.
La sociedad actúa en relación con la realidad, sacando como referencia el significado que se atribuye a los hechos, que se construye en las interacciones sociales y mediaciones simbólicas (Gomes, 2010). La mediación, por lo tanto, se caracteriza por ser un proceso de intersubjetividades, permitiendo a los sujetos interpretar los significados y generar nuevas significaciones.
Salcedo y Alves (2014, p.84) sitúan la biblioteca escolar como un dispositivo de acción cultural: "La palabra" dispositivo "está vinculada a la acción de disponer, es decir, poner en un cierto orden. Y ese es el papel de estos ambientes culturales y encajan entre sí los componentes del ciclo de mediación: el mediador - objeto - mediado".
Los comportamientos culturales en la época contemporánea, como ir a la biblioteca, se convierten en formas de trabajar con y en los dispositivos. Los efectos de los dispositivos, es decir, los efectos específicos (mediaciones culturales y artísticas), tienden a convertirse en instrumentos de relación con nosotros mismos, con los demás y con el mundo.
Como dispositivos productores de significados, las bibliotecas tienen por objetivo proporcionar el acceso a la información, señalando que la comunidad crea significado, mientras que experimenta el contacto con las estrategias de comunicación, a través de prácticas culturales y artísticas, llamadas la mediación cultural.
Sanches y Río (2010) discuten la acción del bibliotecario como mediador de la información dentro de la dimensión socio-cultural. Para tanto, los autores discuten la promoción de la acción cultural en la biblioteca de la universidad, sin que se la conviertan en animación cultural. En ese contexto:
“Nos dimos cuenta de que la animación cultural se define como actividades que tienen el derecho a promover los productos culturales como mercancías cuyos valores de fuera son internalizados en aquel contexto como pertenecientes a esa cultura. Mientras que la acción cultural trae en su interior conceptual un importante componente – Reflexión”. (Sanches; Rio 2010, p.110)
El concepto de acción cultural permite la verificación de las actividades de mediación como actos de reflexión política y democrática. Interferencias que estimulen la recuperación y transformación del espacio socio-cultural. Pensar la mediación cultural implica tener en cuenta que los ajustes entre la mediación, información y cultura no gozan de la neutralidad, ya que la dinámica social está impregnada continuamente por las contradicciones que la producen, lo que requiere la divulgación y la confrontación de las relaciones de poder inherentes a la misma, desde la construcción de proyectos destinados a su transformación.
5. La mediación artística y la biblioteca
Las artes son como elementos culturales que se presentan como fenómenos de la creatividad humana, en el mundo amplio y dinámico de la comunicación.
Cada expresión artística es un vector de la comunicación, a medida que transporta múltiples especies de información consciente o inconscientemente decodificada por el receptor (Coelho 1973).
Las bibliotecas como aparatos culturales tienen como objetivos proporcionar el contacto de la comunidad con los más variados discursos artísticos, estableciéndose como centros culturales, espacios para el aprendizaje, el intercambio, la apertura de múltiples posibilidades artísticas y convertirse en un campo significativo de actuación para los bibliotecarios. Bujarin (1945) dice que el arte sistematiza los sentimientos y los traduce en forma artística, visto como un medio de socialización de los sentimientos, cuya función directriz es de socializar, transferir, difundir sentimientos en la sociedad.
Por lo tanto, el arte socializa sentimientos e información, al estar en las formas de arte, idiomas que tienen lugar en las palabras (literatura, poesía), sonidos (música), los gestos (danza, mímica, coreografía), colores (pintura), volumen (escultura, arquitectura, diseño), imágenes (fotografía) y los que se desarrollan en varios lenguajes al mismo tiempo (teatro, circo, la banda de música), visuales (cine, vídeo), multimedia, arte digital. El mundo de los lenguajes está siempre a proliferar, viendo un universo de comunicación compuesto por signos y símbolos, códigos, lenguajes y formas diferentes.
La mediación artística tiene como objetivo colaborar en un espacio artístico, apoyar el acceso a las artes, proporcionado por acciones con el potencial de causar un cambio social a través del desarrollo de la percepción visual, la imaginación creativa, el desarrollo de la flexibilidad en la solución creativa de problemas de todos los tipos y la formación de los valores estéticos que se reflejan tanto en el entorno humano y urbano, como en las expresiones artísticas.
Se puede decir que la mediación artística es un campo de intervención artística dentro de las prácticas de mediación cultural. M. Inés Silva:
La mediación artística es un campo dentro de la mediación cultural de carácter más específico, y constituye toda la gama de intervenciones y relaciones que el mediador incita entre la obra artística y su recepción en el público, una posibilidad de diálogo en un acto circular de experiencia y aprendizaje. Consiste en permitir a un sujeto social producir, a partir de una experiencia inédita a la cual el mediador lo confronta, los conocimientos necesarios para acceder a otras formas de representación de la realidad concreta[3].
Figura 2 – Representación de la mediación cultural y artística en el espacio cultural
Fuente: elaboración propia.
Hay que tener en cuenta que Silva emprende elementos en la mediación artística como la intervención artística y el diálogo compuesto en el intercambio de experiencias y aprendizajes. Las representaciones sociales se han impuesto sobre los procesos culturales y artísticos, pero solamente son posibles, cuando el sujeto las interpreta en los circuitos de comunicación, en la construcción de una realidad a sí mismo, a partir de la apropiación de los diferentes dispositivos productores de sentidos.
En la mediación artística, el bibliotecario interfiere y dirige las maneras de cómo las prácticas artísticas harán parte de la comunidad. Por lo tanto, podemos decir que la acción del mediador es iniciar el diálogo, para provocar actos de significaciones entre la comunidad y las prácticas artísticas. Por eso, se afirma que la mediación es una declaración de intenciones y diálogo.
Para Martins (2005, p. 17), "[...] el papel del mediador es importante para crear situaciones donde el encuentro con el arte, como objeto de conocimiento, puede aumentar la lectura y la comprensión del mundo y cultura".
En la identificación de las prácticas de mediación artística, podemos ver una amplia gama de posibilidades e intervenciones tales como talleres de arte, exposiciones, espectáculos artísticos, encuentros con artistas, teatro, cine, audiovisuales, fotografía, sonido, movimiento y diferentes formas de lenguajes que implican un trabajo colectivo, para que la comunidad se haga consciente de su propia sensibilidad artística.
Asigna a la biblioteca con el objetivo de proporcionar experiencias artísticas importantes, lo que contribuye a la construcción de intersecciones entre las esferas por lo general separadas: escuela y arte, profesor de arte y artista, la pedagogía y la creación.
Las bibliotecas merecen ser vistas como instalaciones culturales para apoyar la educación formal como un recurso y la sensibilización artística, como espacios de encuentro con las diversas formas de cultura, estimulando la imaginación y creatividad de todos los grupos de edad.
Se comprende el proceso de mediación artística como un foro que pretende actuar en un desfasaje artístico de la comunidad. Lo que es más, su noción que es aprovechada en la salvaguardia y la creación del patrimonio artístico local, la democratización del acceso a las artes, para apoyar la producción de arte contemporánea y otras formas de expresión artística como el arte digital.
En el caso de las actividades de mediación de la información artística, se acompaña con Crippa y Almeida (2011, p.126) que las instituciones juegan un papel clave y que "estamos ante un proceso complejo que implica una serie de operaciones y decisiones que requieren además de la capacidad técnica de los mediadores, la sensibilidad cultural y un cierto grado de capacidad creativa".
A este respecto, nos remitimos a las habilidades de los bibliotecarios, actuando como gestores culturales, teniendo en cuenta diversos aspectos, tales como sus propios repertorios culturales, sus áreas de interés en las artes y su actuación frente a las políticas culturales.
En esta época contemporánea, la función social del bibliotecario también se refleja como mediador en el rescate cultural a través de las artes, asegurando la participación de la comunidad en la biblioteca todos los días, por la construcción de formas dinámicas de representación de la cultura.
6. Conclusiones
La consciencia de la importancia del papel de las bibliotecas en la educación, cultural y artístico no siempre es clara y valorada por los bibliotecarios y la sociedad. Fue también a través de la literatura que se ha producido poco sobre el papel cultural y artístico de las bibliotecas en la literatura de ciencias de la información.
El papel del bibliotecario como mediador cultural y artístico consiste en desmitificar el arte, por medio de prácticas accesibles para las minorías, mediante la promoción de la consciencia del valor de la cultura y el arte en la sociedad y en la vida de los individuos; el rescate de los aspectos críticos de la cultura brasileña, lo que demuestra la memoria local, contribuyendo a las cuestiones del patrimonio histórico y cultural.
Apropiarse de las prácticas de la mediación significa también apropiarse de los dispositivos de información, objetos estéticos, la literatura y los procesos de construcción del conocimiento y la creación de significados. En esta época contemporánea, las prácticas de biblioteconómico tienen que mantenerse enfocadas en la aparición de la integración social y cultural de la comunidad, la reducción de las desigualdades, la legitimación de las prácticas hacia la apropiación cultural.
La dimensión cultural y artística se convierte en esencial para el sujeto y no puede haber el desarrollo o mejora de la calidad de vida, sin retraso cultural. Es urgente promover la integración de las personas por medio de las artes y la cultura, una condición indispensable para el pleno y responsable ejercicio hacia la ciudadanía.
Se considera importante que las instituciones culturales y educativas puedan proporcionar más herramientas y condiciones que faciliten el desarrollo de la creatividad, en el que el bibliotecario tiene tarea esencial como mediador cultural y artístico, que ofrezca el desarrollo de la creación artística, anulando los obstáculos a la cultura para llegar a toda la gente.
La biblioteca se posiciona como un dispositivo productor de sentidos, al darse cuenta de que el sujeto a través de la interacción social, compartiendo los procesos de significado cultural con los demás, con los objetos, con los artefactos, con las herramientas, con las técnicas, con los contenidos informativos, actuando en la determinación de las instancias dialógicas en la comunicación, en el lenguaje, en la apropiación y formación de la cultura.
Si la información es el motor de nuestra sociedad y, en consecuencia, de nuestra cultura, se argumenta que las bibliotecas como espacios creados con el objeto de organizar, producir y pensar la cultura, se convierten en el territorio privilegiado de las mediaciones y la acción de información en las comunidades.
En un sentido cultural y artístico, se piensa en el proceso de apropiación cultural vinculado a la noción de producción de significados, desde el contacto con el amplio rango de elementos culturales, a través de cualquier modalidad discursiva.
Nuestra noción de mediación cultural y artística en la biblioteca rectifica acciones para el acceso, la producción y la apropiación de elementos culturales y artísticos, a fin de que el acceso de la comunidad a las prácticas sea traducido en el desarrollo social y cultural.
7. Bibliografía
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8. Notas
[1] Trabajo realizado con la ayuda de la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (FAPESP).
[2] UNIVERSIDAD DE CHILE. Instituto de la Comunicación e Imagem – ICEI. Diplomado en mediación cultural y desarrollo de públicos. Tercera versión. Coordinadora académica: María Inés Silva. Disponible en:http://www.icei.uchile.cl/postgrado-y-postitulo/diplomados/87468/mediacion-cultural-y-desarrollo-de-publicos.
[3] Mediación cultural y artística. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Disponible en: http://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2013/08/rc-presentacion-mediacion-artistica-CNCA.pdf.
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