Métodos de información

Biblioteca escolar: Mejora formativa de los profesionales de biblioteconomía y documentación

 

School library: Best professional training for students of library and information

 

 

Pilar del Campo Puerta

campopuerta@gmail.com

Doctora en Ciencias de la Documentación

https://orcid.org/0000-0002-7448-0794

 

 

Resumen

La biblioteca escolar proporciona información e ideas que son fundamentales para funcionar con éxito en nuestra sociedad que se basa cada vez más en la información y el conocimiento; también ayuda a los alumnos a desarrollar destrezas de aprendizaje vitalicio y personal, así como a potenciar su imaginación y el gusto por la lectura. En la actualidad, la biblioteca escolar está también relacionada con la ludoteca y la bebeteca, debiendo estar atendidas todas por personal especializado, con una buena formación bibliotecaria donde se incluyan materias basadas en Creatividad, Habilidades sociales, Pedagogía y Psicología, materias que deberían estar incluidas dentro de los estudios de Biblioteconomía y Documentación (Grado de Información y Documentación)

 

Palabras clave:

Aprendizaje, Bebeteca, Biblioteca escolar, Creatividad, Formación, Habilidades sociales, Ludoteca, Pedagogía, Psicología.

 

Abstract

The school library provides information and ideas that are fundamental to function successfully in our society that is increasingly based on information and knowledge; also helps students develop skills for life and personal learning and to enhance their imagination and love of reading. Currently, the school library is also related to the playroom and baby library and must be served all by qualified staff with a good library instruction based on creativity, social skills, Pedagogy and Psychology materials, including subjects that should be included in the Library and Information Studies.

 

Keywords:

Learning, Baby library, School library, Creativity, Education, Social skills, Playroom, Pedagogy, Psychology.

 

Recibido: 19/02/2018

Aceptado: 13/05/2018

DOI: http://dx.doi.org/10.5557/IIMEI9-N16-167183

Descripción propuesta: Campo Puerta, Pilar del, 2018. Biblioteca escolar: Mejora formativa de los profesionales de biblioteconomía y documentación. Métodos de Información, 9(16), 125-141.

 

  1. Introducción

 

Según la UNESCO, “La persona encargada de la biblioteca escolar será el miembro del personal de la escuela profesionalmente cualificado para planificar y administrar su funcionamiento”. Dicho así, todo profesional, cualquiera que sea su titulación, tenga mayor rango o antigüedad, incluidos los administrativos, que forme parte de un centro docente y que tenga algún curso de bibliotecas, puede hacerse cargo de la misma en el colegio; por eso, el Manifiesto de la UNESCO/IFLA sobre la Biblioteca Escolar lleva a plantearnos las siguientes cuestiones: ¿Qué cabida tienen aquí los bibliotecarios de carrera? ¿Por qué, en la práctica de nuestro país, es tan difícil que un titulado en Biblioteconomía y Documentación (en adelante BD, aunque en la actualidad se denomine Grado en Información y Documentación) asuma las funciones de bibliotecario escolar? ¿Se trata de una cuestión presupuestaria? ¿Se trata de una cuestión académica? ¿Por qué a un profesional de la educación se le considera cualificado para planificar y administrar el funcionamiento de la biblioteca escolar? ¿Acaso un profesional de BD debería poseer conocimientos educativos para moverse dentro de la escuela?

Si seguimos leyendo el citado Manifiesto, vemos que incide en que: “Las personas encargadas de la biblioteca escolar deben ser competentes para planificar distintas técnicas de utilización de la información y enseñarlas tanto al profesorado como al alumnado, de modo que tienen que seguir formándose y evolucionando profesionalmente” y esta formación a la que alude se encuentra en el ámbito bibliotecario. Así también, podemos deducir que se considera conveniente que el profesional de BD que opte por prestar servicio en una biblioteca escolar, siga una formación complementaria adecuada al puesto, ya que este tipo de biblioteca se distingue por tener unas características totalmente diferentes y, por tanto, se requieren unas destrezas igualmente particulares. No hay que olvidar que el bibliotecario escolar, además de las tareas propias de la adecuación de la colección y del trato con los usuarios, ha de realizar otras actividades para las que los titulados en BD no están preparados; es decir, precisan de una formación adicional basada en la introducción de materias encaminadas a la preparación de habilidades sociales, pedagógicas y a la constante renovación de la creatividad, uno de los pilares básicos para saber inculcar y transmitir a los niños el hábito lector y el gusto por la lectura, el aprendizaje constante y la correcta utilización de las bibliotecas a lo largo de su vida, siendo la biblioteca escolar el primer peldaño, y el profesional de BD su mejor apoyo.

 

  1. La biblioteca escolar en España.

 

La visión de la biblioteca escolar en nuestro país durante mucho tiempo ha sido la de almacén de libros viejos y usados del colegio, la de sala multiusos, sala de castigo, marginación de docentes jubilados o no ejercientes, retiro de algunos alumnos poco comunicativos que preferían la biblioteca antes que el patio de recreo y de algunos profesores para tener un poco de sosiego cuando la sala común estaba ocupada. La biblioteca se abría pocas horas, o no se abría nunca; o se abría nada más que para una necesidad puntual. Fuera de esta visión alejada de la misión de cualquier biblioteca, la descripción que se encuentra en algunas fuentes es la de un “servicio opcional y complementario a las tareas docentes, ligado fundamentalmente al área de Lengua y Literatura”, y que ofrece “una colección de libros más o menos organizada” (Gómez Hernández 1998).

Por fortuna, con el cambio de los sistemas educativos, las bibliotecas escolares también han ido variando hacia una mejor concepción y un mejor servicio, y ya, según se deduce de distintas definiciones, su concepto es el de centro dinámico, con un servicio activo de información, de vital importancia para el aprendizaje de los alumnos, relacionado con las tareas docentes, el entorno social y cultural del centro, con las colecciones organizadas, y siendo un lugar apropiado para el estudio, la investigación, la autoformación y la lectura: “La biblioteca escolar es el conjunto ordenado de todos aquellos materiales que la escuela necesita para llevar a cabo su labor docente y que pueden ser utilizados por todos los individuos que componen la unidad escolar” (Baró y Maña 1996). De igual modo, “La sociedad las necesita [bibliotecas escolares] más que nunca para: contribuir a reducir las desigualdades sociales y de acceso al conocimiento; para entrenar a los estudiantes en una lectura que ya no se presenta sólo en un soporte impreso…[para] explorar, seleccionar y clasificar por orden de pertinencia la masa de información disponible en la Red” (Bonilla 2008). Una tercera definición, o enfoque, es que no todas las bibliotecas escolares son iguales: “Tres grandes tipos de biblioteca escolar son: bibliocéntrico (centra sus proyectos en los requisitos técnicos y formales de los modernos centros de información), paidocéntricos (centra sus programaciones en el niño en las necesidades afectivas…. como las concibe la psicología) y sociocéntricos (sus proyectos se vinculan con proyectos cívicos… hacia una sociedad mejor)” (Castán Lanaspa 2008). Visto así, además, se ha de tener en cuenta que las bibliotecas escolares, al tener información en distintos soportes, y al poder disponer los alumnos de toda la información recogida en la Red, el asesoramiento y la supervisión del ruido documental, así como la pertinencia de la información, requiere de la presencia de expertos en documentación.

También vemos que la psicología es otro de los pilares de la biblioteca escolar; así como el conocimiento a fondo de técnicas de disciplina y su aplicación, según Jarque García (Jarque García 2008), que han de ir en pos de una sociedad mejor, de forma cívica. Parece, pues, que esta última visión de la biblioteca escolar obliga a que los profesionales de BD que estén al frente de la biblioteca escolar, deben adquirir dichos conocimientos multidisciplinares.

Hay que reconocer que la UNESCO y la IFLA han tenido mucho que ver con esta nueva visión de la biblioteca escolar, ya que todos los estudios y autores actuales que han profundizado en el tema de las bibliotecas escolares, hacen referencia a la definición que aparece en el Manifiesto UNESCO/IFLA, en el epígrafe sobre La biblioteca escolar en el contexto de la enseñanza y el aprendizaje para todos, razón por la cual, la definición ha quedado unificada: “La biblioteca escolar proporciona información e ideas que son fundamentales para funcionar con éxito en nuestra sociedad actual, que se basa cada vez más en la información y el conocimiento. La biblioteca escolar ayuda a los alumnos a desarrollar destrezas de aprendizaje vitalicio, así como su imaginación, y les ayuda de esta forma a vivir como ciudadanos responsables”. Aunque como ya se apuntó, la biblioteca escolar está también relacionada con la ludoteca, que, según la RAE, es un centro de recreo donde se guardan juegos y juguetes para su uso y préstamo.

Cuando se buscan los nexos que tienen en común las bibliotecas escolares con las ludotecas, nos encontramos con los siguientes. En primer lugar, se debe tener en cuenta la labor educativa con una metodología basada en la lectura en la biblioteca y en el juego en la ludoteca; pero se da el caso de que actualmente hay libros en la ludoteca y juegos en la biblioteca. Hoy día la biblioteca no es sólo recinto de libros, sino que en ella caben todo tipo de documentos y en todo tipo de soportes; y algunos juegos, sobre todo los de mesa, son tan interesantes y aportan tanta información y conocimiento como un libro. En segundo lugar, tanto la biblioteca escolar como la ludoteca son complemento de la escuela, para que los niños aprendan, respeten, compartan, afiancen conocimientos adquiridos, asuman responsabilidades de cuidar el material tomado en préstamo -libros y juegos- y el tiempo de uso para su devolución. En tercer lugar, la biblioteca escolar y la ludoteca son importantes para la relación personal con otros niños, mediante las lecturas compartidas o mediante los juegos grupales; y en ambos casos, con actividades de escucha y Cuentacuentos, bien por parte de la persona encargada de la biblioteca, bien por el monitor de la ludoteca, ya que esta última actividad favorece la atención, agudiza la imaginación y potencia la creatividad. En cuarto lugar, tanto la biblioteca escolar como la ludoteca favorecen la integración y el desarrollo de los niños con necesidades educativas especiales, y con alto riesgo de marginación social, a través del juego, ya que éste es un elemento integrador que consigue que estos niños adquieran rutinas, normas simples, valores sociales y de convivencia. Leer es tan importante como jugar. La animación a la lectura debe plantearse como un juego. Y, por último, en quinto lugar, la biblioteca escolar y la ludoteca favorecen el desarrollo y el aprendizaje de los niños, no sólo dentro de un espacio y con los materiales adecuados, libros o juegos, sino con la asistencia de personal especializado: bibliotecarios y monitores.

La bebeteca es otro concepto recientemente utilizado[1] que se define como un “servicio de atención especial para la pequeña infancia (de 0 a 6 años) que incluye, además de un espacio y un fondo de libros escogidos para satisfacer las necesidades de los más pequeños y sus padres, el préstamo de estos libros, charlas periódicas sobre su uso y sobre los cuentos, asesoramiento y una atención constante por parte de los profesionales de la biblioteca hacia los usuarios” (Escardó i Bas 1987).

Por ello, según se recoge en el Tesauro del CSIC[2] y dentro del término general unidades de información, las bibliotecas escolares tienen una caracterización propia asociada o relacionada con las ludotecas; es decir, como término específico están las bibliotecas; dentro de ellas, otro término específico son las bibliotecas escolares; que a su vez tiene como términos relacionados las bibliotecas infantiles y las ludotecas. Es decir, las bebetacas están relacionadas con las bibliotecas escolares porque en algunos centros donde se imparten todos los niveles educativos (infantiles, primarios, secundarios) los más pequeños tienen asignado un calendario para participar en las actividades de la biblioteca central.

En definitiva, la biblioteca escolar debe entenderse como un centro de recursos para el aprendizaje (CRA) que ayude a encontrar el gusto por la lectura, y donde se desarrollen otras actividades, igual de importantes, que ayuden a ampliar conocimientos con materiales escolares y no escolares, sin dejar de ser ameno y divertido, teniendo presente siempre que la biblioteca escolar forma parte del proyecto educativo y curricular del centro.

 

  1. Los responsables de las bibliotecas escolares

 

Desde siempre las bibliotecas escolares han sido responsabilidad de los docentes. La frase “¿Cómo voy a dedicar tanto tiempo a mi formación como bibliotecario si mi tarea principal en el centro es la de docente y tutora de un grupo?” (Baró 2001), es una realidad cotidiana. Por tanto, veamos esta cuestión desde tres vertientes: Bibliotecario versus docente, Deficiencias profesionales y Mejora formativa.

 

3.1 Bibliotecario versus Docente.

 

El Manifiesto de la UNESCO sobre Bibliotecas Escolares da a entender que el docente debe mantenerse al día y perfeccionar su formación para el desarrollo de la tarea bibliotecaria. Luego, se da por hecho, que la labor bibliotecaria en los centros escolares depende, en su mayoría, de los docentes. Así, en un estudio realizado ya en 2011 por consulta mediante cuestionarios en 134 centros escolares de Madrid (106 colegios privados concertados y 28 colegios públicos), excepto en 4 centros, todos los demás contaban con biblioteca donde en el 85% de los casos eran responsables los docentes (con las opciones de: un profesor fijo, varios profesores que van rotando en distintos horarios, docentes en etapa de prejubilación), aunque también estaban los casos de alumnos voluntarios, personal con otras titulaciones y representantes del AMPA. En el caso de los centros privados concertados la cifra mejoraba algo pues, entre los responsables de las bibliotecas el 7% eran bibliotecarios titulados.

En una segunda revisión de cifras en 2014 los datos no solo no habían variado, sino que en algunos casos empeoraron porque las horas dedicadas a la apertura de la biblioteca se vieron reducidas por falta de presupuesto, en palabras de algunos responsables. En la actualidad las cifras y circunstancias siguen la misma trayectoria.

Consultados los centros sobre la funcionalidad de la biblioteca, en algunos casos las respuestas han sido: “La biblioteca casi no funciona”; “Atiende una persona con mucha inquietud y creatividad”; “La administración educativa nos exige tener Biblioteca pero no hay subvenciones suficientes en los centros concertados para mantener su funcionamiento”; “Entendemos que el responsable de la misma no necesita ninguna preparación específica y por eso la atiende un profesor”; “Quitaron la biblioteca para poner los ordenadores y que todo fuera digital”; “El fondo es muy antiguo”. Y, por último, “Siento no poder ofrecerle la información que desea; nos resulta imposible”. Cualquier argumento denota el poco interés de los centros escolares por la biblioteca, salvo algunas claras excepciones.

 

3.2 Deficiencias profesionales.

 

En este apartado se hace referencia de nuevo al Manifiesto de la UNESCO sobre Bibliotecas Públicas, lo cual queda justificado porque en algunas localidades las bibliotecas escolares hacen funciones también de bibliotecas públicas, o interactúan de forma activa con ellas, siendo, en este caso, los responsables de las mismas auténticos profesionales y no docentes. Entre las varias funciones que desempeñan estos profesionales, además de las propias de la biblioteca, también está el estimular la imaginación y creatividad de niños y jóvenes, y prestar apoyo a la tradición oral, sin olvidar que el trato con este tipo de usuarios debe estar marcado por la disciplina, el respeto, el orden y cuantos valores sociales son necesarios para una convivencia correcta, lo que implica que, en muchos casos, cuando el bibliotecario no es docente, carece de las herramientas pedagógicas y creativas necesarias para afrontar algunas situaciones inesperadas. Sobre el comportamiento de la Administración, más concretamente en este caso el de la Comunidad de Madrid, tenemos constancia del apoyo que los docentes han tenido en esta materia. Tal es el caso de los cursos denominados Gestión de bibliotecas escolares y Uso educativo de bibliotecas escolares, dentro del Plan de Formación del Profesorado dirigido a Maestros, Catedráticos y Profesores de Escuelas Oficiales de Idiomas (EEOOII), Catedráticos y Profesores Técnicos de Formación Profesional, Catedráticos y Profesores de Artes Plásticas y Diseño, Catedráticos y Profesores de Música y Artes Escénicas, Catedráticos y Profesores de Enseñanza Secundaria, tratando temas como[3]:

  • El mundo de la información y las bibliotecas
  • Las bibliotecas escolares en el contexto educativo.
  • La Red de Bibliotecas Escolares de la Comunidad de Madrid.
  • La colección de una biblioteca escolar.
  • El proceso técnico.
  • Recuperación de la información.
  • Búsqueda de registros bibliográficos.
  • Búsqueda en el catálogo de la Biblioteca Nacional.
  • AbsysNET: Catálogo, lectores y circulación.
  • La biblioteca escolar, lugar privilegiado para animar a leer.
  • La promoción de la biblioteca.
  • Animar a leer.
  • Una biblioteca integrada en el Proyecto Educativo de Centro.
  • Concepto de literatura infantil: la literatura infantil en España.
  • Contenidos y modos de expresión: Tendencias de la literatura infantil y juvenil en España.

 

Sin embargo, si un profesional de BD está contratado para gestionar la biblioteca escolar, éste no tiene acceso a los citados cursos por no tener la categoría de docente (ni siquiera tiene acceso a perfeccionar su conocimiento del programa ABIES). Por eso, aquellos alumnos que han realizado prácticas en distintas bibliotecas escolares con docentes como responsables, aunque han podido  poner en práctica sus conocimientos adquiridos en la Universidad (registrar, sellar, catalogar y colocar los libros), en el resto de tareas, como el préstamo, no les han dejado porque las hacía el encargado de la misma; también en la mayoría de los casos les han marcado las propias pautas del centro si es que éste tenía alguna, pasando a ser el becario mero ayudante del docente-bibliotecario. Aluden también los becarios que, en algunos casos, se han visto sorprendidos por el comportamiento inadecuado de los alumnos, y, o, a su vez, con usuarios de diferentes cursos y edades reunidos todos a la misma hora en la biblioteca, sobre todo cuando ésta se usa como antesala de otras actividades que nada tienen que ver con la lectura (comedor, deporte, baile, manualidades, idiomas). En esas situaciones la falta de preparación y habilidades sociales son unas deficiencias altamente notorias en los estudiantes de BD.

 

3.3 Mejora formativa.

 

Según la O. M. de 13 de julio de 1993[4] cualquier persona, con una titulación de primer ciclo, al cursar los Complementos de Formación con las asignaturas específicas de Análisis documental, Lenguajes documentales, Archivística, Bibliografía y Fuentes de la información, Biblioteconomía, Documentación general y Tecnología de la información, y superando los créditos correspondientes podía acceder a los estudios de la Licenciatura en Documentación (dos cursos). Como se puede comprobar, al igual que la propia Administración pone al servicio de los no profesionales en BD la formación necesaria para gestionar cualquier biblioteca y, entre ellas, la biblioteca escolar, así también, las personas que desempeñan labores bibliotecarias precisan de una formación adicional encaminada a remover, potenciar y saber poner en práctica la creatividad; a poder llevar cabo con soltura actividades de transmisión oral; al conocimiento suficiente de pedagogía para poder controlar el comportamiento de algunos individuos; y por último, las habilidades sociales necesarias para encarar las situaciones que puedan aparecer en el día a día de la profesión de bibliotecario escolar: comunicación con docentes, con los alumnos, con los padres, dirigir clubs de lectura, dar charlas informativas, hacer actividades culturales, defender proyectos, etc., pudiendo, de esta manera, introducirse de la mejor forma posible en un colectivo –el docente- donde el trabajo del titulado en BD es todavía visto como un servicio adicional y no como un engranaje más de la cadena formativa de los alumnos. Y la figura de dicho titulado, falto de técnicas pedagógicas, es vista por el alumnado como un servidor a disposición de sus necesidades, pero siempre por debajo del docente.

Por todo lo expuesto, los profesionales titulados que trabajan en bibliotecas escolares, verían con buenos ojos una formación adicional a la de BD en temas relacionados con Pedagogía, Psicología, Animación a la lectura, Dinamización de bibliotecas, Actividades creativas y el buen manejo del programa informático Abies.

 

  1. Alternativas a las peticiones planteadas para una mejora formativa de los profesionales BD.

 

Las alternativas a las peticiones que plantean los profesionales titulados que trabajan en bibliotecas escolares pasan por tres procesos: 1) Integración en las plantillas de los centros docentes, 2) Ampliación de la formación y 3) Reconocimiento de los profesionales de BD para acceder a las bibliotecas escolares. Estos procesos se justifican de la siguiente manera:

     

  • Integración en las plantillas de los centros docentes.

Esto facilitaría que el titulado en BD se sienta más cómodo y seguro en el total desempeño de las tareas, tanto de las propias de la biblioteca como en las extraordinarias que se le planteen, ya que podría formar parte de equipos de trabajo del centro, plantear proyectos y defenderlos. Es decir, que siguiendo la vertiente Bibliotecario versus Docente, el titulado en BD sea equiparado a todos los efectos como docente, y para ello la solución sería que la figura del profesional de la BD sea una presencia constante dentro del colectivo docente, se le empezara a reconocer como pieza indispensable dentro de la formación de los alumnos y no como un servicio adicional.

Ahora bien, si por el contrario a algún docente con la preparación adecuada, se le encargan las labores bibliotecarias, sería deseable que, aun perteneciendo, de hecho y con derecho al colectivo docente, se le dejara realizar sólo esa tarea, a fin de mejorar los servicios y actividades de la biblioteca. Pero sin que este docente esté en una fase de prejubilación, pues esa antesala al mundo no laboral, merma la autoestima y aleja del entusiasmo de hacer una labor tan gratificante como necesaria para la formación de los alumnos.

     

  • Ampliación de la formación.

Con una ampliación de formación el titulado en BD estará más capacitado para hacer frente a las demandas culturales y de fomento a la lectura dentro de la biblioteca escolar (aunque esta formación adicional puede aplicarse para cualquier otra biblioteca con usuarios infantiles: biblioteca pública sección infantil, hospitales, centros culturales). Dicha formación adicional ha de poder cursarse en los mismos estudios de Documentación (al menos en los mismos centros donde se cursa el Grado en Información y Documentación), sin necesidad de que el alumno tenga que emprender un peregrinaje por los distintos centros universitarios, y no universitarios, para cursar las asignaturas por separado. Siempre es mejor tratar esas materias de forma grupal, con la obtención del certificado oficial correspondiente.

En este caso, para la segunda vertiente, Deficiencias profesionales, y atendiendo a la demanda de los titulados en BD cuando su labor se desarrolla en la biblioteca escolar, se trataría de adquirir conocimientos sobre:

a) Pedagogía y Psicología, con el fin de poder utilizar técnicas básicas de disciplina respecto a las llamadas de atención, las reprimendas, la retirada de privilegios y programas de conducta, ya que el bibliotecario escolar, además del préstamo de libros y la colocación de los mismos en las estanterías, debe atender al orden y la disciplina de los usuarios, que en muchas ocasiones está ausente, y ante la desobediencia, falta de respeto hacia la persona encargada de la biblioteca (incluso hacia otros usuarios) la situación se escapa de las manos, si previamente no se tienen unas directrices para hacer frente a este hecho.

b) Habilidades sociales, que se refieren a la capacidad de trabajar en equipo, resolver conflictos, negociar y hablar en público (puede incluirse el aprendizaje de la lengua de signos). En el caso de las bibliotecas en general, y de las escolares en particular, nos referimos a habilidades y conocimientos no relacionados específicamente con la actividad profesional de bibliotecario, que se supone óptima, sino más bien con ser capaces de controlar la ansiedad que provocan determinadas situaciones: hablar en público, escenificar historias, atender a un auditorio, atraer al oyente y adquirir un lenguaje corporal adecuado.

La manera de controlar esa ansiedad mediante la relajación, así como mantener un estado de autoestima adecuado, es la solución óptima para las personas que se encuentran con dificultades en la relación social; es más es un aprendizaje válido, incluso, para aquellos que piensan que las habilidades sociales no son su problema personal; la mucha confianza también puede pasar factura, por eso, encontrar el punto de equilibrio es el beneficio perfecto.

Las habilidades sociales no son algo que se aprenda de manera teórica, sino que hay que ponerlas en práctica, pues son muchas las situaciones en el día a día en que un buen uso de estas habilidades, bien utilizadas, hace que las otras personas se muestren receptivas, de lo contrario, el fracaso está asegurado.

c)Habilidades creativas con el fin de hacer más atractivo el espacio de la biblioteca en general, y más en concreto de la biblioteca escolar. Para acercar los libros a los alumnos, las actividades deben ser renovadas continuamente conforme se suceden fechas y acontecimientos (Día del libro, Día de la poesía, Día del teatro, Homenajes a autores, Lecturas temáticas, Multiculturalidad), y han de estar muy presentes dentro del trabajo que debe desarrollar la persona encargada de la biblioteca. Sin embargo, hay que tener cuidado de no confundir los términos, no hay que creer que las habilidades creativas son innatas en las personas, pero sí se pueden adquirir y desarrollar mediante una formación adecuada; todo es cuestión de evitar el bloqueo mental, elevar la autoestima, desarrollar las ideas, disfrutar con la creatividad y ejercitarla siempre que sea posible.

Con todo ello se puede conseguir aumentar el sentido del humor, perder el miedo al ridículo, incrementar la capacidad de intuición, ganar habilidad en el lenguaje hablado y en el corporal, mejorar el manejo de las emociones, tener habilidad para transformar lo ya conocido, e incluso para crear algo nuevo. En definitiva, adquirir la capacidad de sorprender a los demás y a uno mismo, al ser consciente de su propio potencial creativo.

d)El conocimiento de las preferencias lectoras según las edades o niveles formativos; saber seleccionar las lecturas adecuadas dentro de la gran oferta editorial; y, saber aconsejar a los lectores cuando no tienen una decisión firme sobre qué leer es para lo que debe servir una Formación lectora infantil y juvenil. En definitiva, con las pautas adecuadas para conocer a fondo todo lo relacionado con la literatura infantil y juvenil, el bibliotecario puede estar en disposición de tener una oferta variada de lectura para un público, a veces, demasiado exigente.

Con la suma de las materias hasta ahora mencionadas (Pedagogía y Psicología, Habilidades sociales, Habilidades creativas y Formación lectora infantil y juvenil) ya se podría obtener un buen resultado; es decir, conociendo a los usuarios (niños y adolescentes), tomando nota de sus gustos e inquietudes, se les puede acercar a la lectura, primero, mediante la narración de una historia dentro de un escenario fantástico, todo fruto de la imaginación y la creatividad; y, segundo, teniendo preparado un listado de historias similares, fruto de la investigación sobre la lectura infantil y juvenil y sus diferentes temáticas.

e)Por último, la Comunicación efectiva en reuniones, es otra de las deficiencias detectadas, a la hora de exponer con persuasión y plena convicción de éxito ideas que mejoren las circunstancias de la biblioteca escolar. En definitiva, saber negociar y vender, ante quien corresponda, una idea de la que se tiene plena certeza que va a triunfar.

La asistencia a reuniones de ciclo, o sobre temas concretos, dentro del colectivo docente, ha de ser un objetivo que se marque el responsable de la biblioteca y más si éste no es docente. La primera comunicación efectiva sería dejar claro su interés por estar al tanto de las reuniones, por si en ellas se alude a alguna cuestión sobre la biblioteca y poder defender algún proyecto o, al menos, estar informado de primera mano de lo que se dice sobre la misma. La segunda comunicación efectiva sería la de convocar, sin miedo, reuniones donde exponer la situación real de la biblioteca, plantear los proyectos futuros sin miedo, exponer las posibles mejoras en cuanto a calidad, servicios, horarios, colección, etc.; y dejar clara la posición de firmeza ante situaciones que se consideren no apropiadas (mal comportamiento, incumplimiento de normas, falta de respeto, desorden, etc.). En definitiva, saber transmitir, con voz firme todo lo relativo, en este caso, sobre la biblioteca; y para ello hay que tener claro cómo plantear una reunión de trabajo, o bien, cómo participar de manera activa.

Si a esto se añade una buena dosis de habilidades sociales, se sabrá intervenir en el momento adecuado, hablar en público con corrección y sin miedo, ni angustias, ni estrés; se podrá escenificar el planteamiento de la cuestión atrayendo al público reunido utilizando un lenguaje corporal adecuado, pero entusiasta, hasta el convencimiento.

     

  • Reconocimiento de los profesionales de BD para acceder a las bibliotecas escolares.

Dentro también de la ampliación de formación, la tercera vertiente, Formación adicional, cuyo objetivo es que el responsable de la biblioteca escolar sea siempre un profesional titulado en BD y preparado para tal, se propone como solución que titulados en BD tengan la oportunidad de cursar, las materias propuestas y otras que se consideren complementarias para la especialidad de bibliotecario escolar y que además los equipare al estatus de docente.

 

  1. Posibles temarios a tener en cuenta de las materias propuestas.

 

  • Pedagogía y Psicología:

Tema 1. La capacitación.

Tema 2. El instructor.

Tema 3. La comunicación en el proceso enseñanza-aprendizaje.

Tema 4. Tipos de comunicación.

Tema 5. Conducción de grupos. Tipos de grupos.

Tema 6. Manejo de grupos difíciles.

Tema 7. Técnicas didácticas. Materiales para la enseñanza.

Tema 8. Introducción a la psicología infantil.

Tema 9. La disciplina en el aula-biblioteca. Estrategias para crear un clima favorable.

Tema 10. Alumnos con dificultades de aprendizaje.

Tema 11. Dificultades de aprendizaje en la lectoescritura y otras materias.

Tema 12. Estrategias de aprendizaje. Hábitos de estudio.

 

  • Habilidades sociales:

Tema 1. ¿Qué son las habilidades sociales?

Tema 2. ¿Por qué no se tienen habilidades sociales? ¿Qué hacer para tenerlas?

Tema 3. ¿Qué es la asertividad?

Tema 4. La autoestima.

Tema 5. Las habilidades más importantes para las relaciones interpersonales: Empatía, Capacidad de escucha, Polivalencia, Sensibilidad social, Capacidad de análisis, Dinamismo, Flexibilidad, Autonomía.

Tema 6. Hablar en público, y a todos los públicos.

Tema 7. El cuenta cuentos en educación infantil.

Tema 8. La práctica del cuento.

Tema 9. Cuentos para adolescentes. Cualquier canal de comunicación es bueno.

 

  • Habilidades creativas:

Tema 1. El individuo y la creatividad. Condiciones.

Tema 2. Habilidades que ayudan a la creatividad.

Tema 3. Solucionar problemas con creatividad.

Tema 4. Autoestima y creatividad.

Tema 5. Técnicas para desarrollar la creatividad.

Tema 6. Cuenta cuentos y creatividad.

 

  • Formación lectora infantil y juvenil:

Tema 1. La lectura y su papel social.

Tema 2. La lectura en la etapa infantil y en la etapa juvenil.

Tema 3. Conocer las publicaciones de lectura infantil y juvenil.

Tema 4. Animación a la lectura (en el aula, en la biblioteca, en familia).

Tema 5. Plan de Fomento a la Lectura.

Tema 6. Los libros ilustrados. Importancia de la ilustración.

Tema 7. La creatividad y la estrategia de animación lectora.

 

  • Comunicación efectiva en reuniones:

Tema 1. ¿Qué es la comunicación efectiva?

Tema 2. Autoestima y seguridad en las reuniones.

Tema 3. Trazar un esquema antes de la reunión.

Tema 4. Hablar en público. Hablar en una reunión.

Tema 5. La habilidad de escuchar, debatir y defender una opinión.

Tema 6. El lenguaje no verbal en una reunión.

 

  1. Conclusiones

 

Aunque la visión de la biblioteca, en general, va avanzando y cambiando, todavía la biblioteca escolar, en muchos casos, sigue estancada.

Sería conveniente que todos los centros educativos (públicos y privados) donde haya biblioteca, pero no en sentido físico, sino en toda la amplitud de su función, pudieran contar con un experto en biblioteconomía. El valor añadido que un profesional de la biblioteca (Grado en Información y Documentación) puede aportar a la formación de los alumnos, es de gran valor.

La formación es un requisito indispensable para cualquier profesional. Seguir avanzando en el sector donde se trabaja es muy necesario, pero también lo es aprender otras materias complementarias. En el caso de los profesionales de bibliotecas de centros escolares, una formación adicional que refuerce sus conocimientos, así como para el trato con alumnos, profesores y padres es tan importante como saber tratar adecuadamente la colección. Por tanto, esa formación adicional recomendada estaría basada en Pedagogía y Psicología, Habilidades sociales, Habilidades creativas y Formación lectora infantil y juvenil.

La figura del bibliotecario escolar no tiene en los centros educativos la misma fuerza que los profesores. Por tanto, debe haber una reivindicación constante porque ambas figuras que se complementen y equiparen. Las universidades donde se imparte el Grado en Información y Documentación deben ser conscientes de esta situación y deberían facilitar el camino a quienes quieran dedicarse a la biblioteca escolar. De igual modo, los centros educativos (sobre todo colegios e institutos) que tengan biblioteca y se jacten de ello, deben ser conscientes de que la formación de los profesionales de las bibliotecas es tan universitaria y superior como las de los docentes. Por tanto, si un docente puede ser bibliotecario, un bibliotecario podría ser docente; o, al menos, estar equiparados profesionalmente.

 

  1. Bibliografía

 

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BARÓ, M.; Mañá, T., 1996. Formarse para informarse. Madrid: Celeste Ediciones/MEC.

BARÓ, M.; Mañà, T.; Vellosillo, I., 2001. Bibliotecas escolares, ¿para qué?. Madrid: Anaya.

BONILLA, E., 2008. Bibliotecas y escuelas: retos y posibilidades en la sociedad del conocimiento.  Barcelona: Océano. México: Travesía.

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ESCARDÓ I BAS, Mercè, 1987. Bebetecas: ¿bebe que? [en línea] [Consulta: 10/07/2018] Disponible en: http://www.deakialli.com/2003/11/05/bebetecas-bebe-que/

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  1. Notas
  2.  

[1] En julio de 1987, en la 5ª Conferencia Europea de Lectura celebrada en Salamanca en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, se escuchó por primera vez el término en francés, Bebètheque, pronunciado por George Curie.

[2] Tesauro de Biblioteconomía y Documentación realizado por Mochón Bezares, G., Sorli Rojo, A., 2002

[3] Teniendo por objetivos: aprender a utilizar la biblioteca como instrumento de animación a la lectura, aprender a difundir el uso de la biblioteca como recurso didáctico, integrar la biblioteca en el Proyecto Educativo del Centro y conocer el Plan de Bibliotecas Escolares de la Comunidad de Madrid, como puede verse en:

http://formacion.enlinea.educa.madrid.org/index.php?option=com_events&task=search&Itemid=3&keyword=bibliotecas&push=Buscar

y en

http://formacion.enlinea.educa.madrid.org/index.php?option=com_crif_cursos&id=320&view=uncurso&lista=default.

[4] BOE de 5 de agosto, 1993. Nº 186.

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